El pan dulce argentino primitivo de la época colonial, prescindía del huevo en su elaboración y se lo endulzaba con azúcar rubia. Las negras pasteleras preparaban para la navidad un pan con la masa común, endulzado con miel y frutado con pasas de ciruela, de uva o de guinda. Solamente para las fiestas patrias se le agregaban huevos y alemendras. En 1860, un grupo de inmigrantes franceses e italianos, trajeron la costumbre de la fabricación del pan dulce al estilo italiano. Desde entonces y hasta hoy, continuámos y perfeccionamos las técnicas de elaboración. Hay varios tipos con características especiales y propias de nuestro país. Los porteños lo prefieren bien “fresco”, a diferencia de los italianos que lo preparan con una anticipación de hasta 3 meses.
Tipos de pan dulce:
El pan dulce clásico, está preparado con levaduras frescas y con el agregado de extracto de malta para conservar su humedad por más tiempo y en perfecto estado de conservación. Puede aromatizarse con cognac, agua de azahar, limón, vainilla y anís. Se rellena con frutas secas y abrillantadas. Los establecimientos dedicados a su fabricación, utilizan amasadoras automáticas y suelen envasarlos al vacío. El pan dulce genovés, es el de forma más achatada y lleva mayor cantidad de frutas secas y confitadas, y doble cantidad de huevos; el pan dulce milanés, es más alto, cilíndrico y con pocas frutas. El pan dulce veneciano tiene una masa muy sabrosa y aromática y generalmente no lleva frutas.